martes, 28 de febrero de 2012

La banda sonora de Super City.

Esta es una entrada adicional, la cual encontraréis modificada cada vez que suba capítulo. Dejaré el enlace debajo de la lista de capítulos.
¿Y que es esta entrada? Pues la banda sonora que me ha inspirado mientras escribía este fic y las canciones que creo que mejor le vienen. Cada capítulo subo una canción la letra de la cual tiene que ver con el capítulo y había pensado en hacer una lista por si os apetece escucharlas más en serio (aunque creo que ya conocéis la mayoría). Se irá modificando a medida que se vayan subiendo todos los capítulos :3
Here we go!

One: Real World - The All - American Rejects
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=CBXeE-FvR7g

Two: All That I've Got - The Used
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=p6NeZCTCR50

Three: I Hate Everything About You - Three Days Grace
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=d8ekz_CSBVg

Four: Love is Dead - Kerli
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=XdXvqMF-6vI

Five: Monster - Paramore
http://www.youtube.com/watch?feature=&v=PoTEnaAI9Fo

Six: Everybody's fool - Evanescence
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=u55fpsbzAfk

Seven: Monsters - Funeral for a Friend
http://www.youtube.com/watch?v=GPgSviJSIIc

Eight: All the pretty faces - The Killers
http://www.youtube.com/watch?v=GeVoGD-hzM8&feature=player_embedded

Nine: How to save a life - The Fray
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=cjVQ36NhbMk

lunes, 27 de febrero de 2012

Six.



Perfect by nature 
icons of self indulgence 
just what we all need 
more lies about a world that 

Never was and never will be 
have you no shame don't you see me 
you know you've got everybody fooled.





POV Elisabeth
Vale. Si. Para que negarlo. Estaba nerviosa. Nada más abrir los ojos ya me empezó a temblar el labio inferior. Me esperé hasta las diez menos cuarto, a esa hora ya podíamos salir los días de clase, y lo primero que hice fue mirar el buzón. Estaba ansiosa por saber “el gran poder por el cual estaba en esta ciudad”. Antes de abrir el sobre, empecé a pensar. ¿De verdad yo destacaba en algo? En el mundo normal yo me salía mucho de lo normal. Es más, era normal y corriente. Salvo por el hecho de que amigos… tenía pocos. Cuatro contados. Les echaba de menos.
Cuando recordé a mis pocos amigos odié aún más estar en Super City. Sabía que nunca me podría acostumbrar a estar ahí, lo sabía desde que abrí los ojos en mi habitación oscura con los símbolos de los jodidos líderes que se creían tan híper especiales. A lo mejor era esa mi cualidad. Odiarlo todo de tal manera que podía matar a alguien.
Cerré los ojos suspirando, intentando alejarme de pensar por un momento y abrí la carta. Cuando divisé lo que parecía ser mi cualidad no pude evitar sorprenderme.
Resulta que me habían seleccionado porque era hacker. HACKER.
¿De verdad necesitaban hackers los líderes? ¿No se suponía que son tan perfectos y listos y estupendos?
Después de asimilar esa noticia tan poco normal me di cuenta de que no iba a estar ni con Ann, ni con Claire, ni con May. Me cabreé y me puse más nerviosa aún. Cada una tenía una cualidad diferente y estábamos en distintas clases.
Iba a estar sola. Bueno, con la gente de clase, pero sin conocer a nadie. Me sentía como el primer día de instituto y me empezaron a sudar las manos. Como una cría, una jodida cría.
La gente se empezó a amontonar y yo fui donde me siguió la corriente. Resulta que primero tenías que ir a desayunar y después hacia clase. Y cuando digo desayunar, digo pasar corriendo por una barra e ir comiendo por el camino. No tuve tiempo ni de buscar a alguna de las chicas para que me tranquilizaran un poco, porque de verdad que lo necesitaba.
Al llegar a lo que se suponía que era la clase no vi nada fuera de lugar. Las clases eran como de universidad, muy anchas por eso y con un ordenador impresionante en cada pupitre. En la puerta había un altavoz y dos botones. Uno verde y otro rojo. Cuando entré estaba de color verde, y cuando ya nos sentamos todos (que éramos bastantes, por cierto) se tornó de color rojo.
No quería ni mirar a la gente que estaba a mí alrededor. Por puro miedo. Pero al final me atreví a echar una ojeada al menos a los que tenía al lado. Dos chicos. Me dispuse al menos a saludarles y presentarme, para ir perdiendo el miedo, pero estaban tan absortos con el ordenador que tenían delante que ni siquiera se percataron de que había alguien al lado suyo. A sí que observé el ordenador con gesto aburrido mientras esperaba que alguien o alguna máquina nos diera instrucciones.
Fue fijar la mirada en la pantalla y aparecer una ventana en señal de aviso. Me fijé en las pantallas de los demás y tenían lo mismo que yo, por lo que pensé que la supuesta clase iba a empezar. Pero de pronto se empezó a escuchar “Error” repetidas veces en todos los ordenadores. Me estresé y busqué ayuda con la mirada. El chico que estaba a mi lado, con toda la calma, tecleó un par de cosas mientras yo lo miraba desde mi asiento. Los demás estaban igual que yo. Confusos, estresados, sin saber que hacer.
De pronto, el ruido cesó. El chico que estaba a mi lado se giró y me sonrió, como si quisiera calmarme.
-       ¿Qué has hecho? – le pregunté extrañadísima.
Iba a abrir la boca cuando una voz metálica empezó a sonar por toda la sala:
-       Bien hecho, número 186. – la gente empezó a murmurar cosas a nuestro alrededor y yo lo único que podía hacer era seguir observando al chico con una ceja alzada. – Esto ha sido la prueba inicial para vuestro grupo, los hackers informáticos. Me sorprende que solo número 186 haya sido capaz de arreglarlo.
“¿Prueba inicial? Tócate los cojones.”
-       ¡Nos podrían haber avisado! – chilló gente que tenía mas atrás, como si me hubiese leído la mente - ¡No estamos preparados!
-       Silencio. – la voz metálica continuó hablando. – Si estáis aquí significa que estáis lo suficientemente preparados como para arreglar este tipo de problemas.
Me sentí inútil. Absorta por el pánico, ni si quiera me dio tiempo de reconocer que tipo de error era el que había en los ordenadores. A lo mejor no era tan buena como pensaba.
-       Veo que hay mucho trabajo y vosotros tenéis muchas cosas para aprender. - la voz hizo una pausa, cosa que la gente aprovechó para quejarse. No duró mucho. – Soy la computadora que va a dirigiros durante estos cursos.
-       ¿No hay profesor? ¿Nos dará clases un puto ordenador? – susurré para mi misma. Pero el grandioso número 186 me escuchó y se giró hacia mí.
-       Veo que es tu primer año.
-       Llegué hace dos días. – contesté. - ¿Cuánto llevas aquí?
-       Más de dos días.
“Humm, un chico de pocas palabras.”
-       ¿No te molesta estar aquí? – le pregunté. Me sorprendí a mi misma. Parecía que tenía la gran necesidad de preguntarle a la gente porque estaba metida en esa mierda si era... bueno, eso, una mierda.
-       Haces muchas preguntas. – me contestó, sonriéndome. En cambio, a mi me pareció de lo más borde. Al ver que no tenía intención de contestarle, continuó. – ¿Cómo te llamas?
-       Número 123. – le dije, sonriéndole falsamente. Él rió.
-       El de verdad.
-       No tienes porqué saberlo, número 186.
-       Está bien. – dijo. – Me llamo Matthew.
-       Pues muy bien.
Pensé en que no le iba a decir nunca que me llamaba Elisabeth, para mantener la tensión del ambiente, a parte de que no me daba la gana que lo supiera, me había caído mal.
El chico en cuestión, vamos, Matthew, me agarró la mano en ese preciso momento y noté una descarga eléctrica que me llegó hasta la cabeza. Fue ligero, pero casi me dolió. Noté que sus ojos se clavaban en mí y no supe como reaccionar. Después de dos angustiosos segundos, me soltó.
-       Un placer, Elisabeth.
Abrí la boca alucinada e indignada a la vez. ¿Qué cojones…?
-       ¿Cómo lo sabes? – le pregunté rozándome la mano. Aún notaba la pequeña descarga.
-       Ya te he dicho que haces demasiadas preguntas.
Me di por vencida y bufé, poniendo las manos en alto en señal de desesperación.
-       Está bien, tú ganas, me callo.
Matthew sonrió y siguió escuchando la voz, que, aunque yo creyera que no, seguía hablando.
No puedo recordar exactamente cuanto rato se pasó la jodida computadora hablando de cosas que ya sabía, rollo “los líderes son estupendos” y “tenéis que esforzaros para que esto funcione”, pero cuando por fin se calló, me levanté. Quería irme de allí. A sí que fui escaleras abajo para dirigirme a mi habitación. Fingiría un dolor de estómago por los nervios o algo así. Además, que cojones, ahí no había nadie que me impidiera salir.
O eso creí.
Cuando agarré el pomo de la puerta para salir, una vocecilla salió del aparato de los botones rojo y verde. Coño, así que era un cerrojo.
-       No puede salir.
-       Oh, venga, tengo que ir al baño. – me inventé. – Voy a volver, lo prometo.
-       No puede salir. – repitió el aparato. Me dieron ganas de agarrar un martillo y cargármelo.
-       Hijo de puta. – murmuré mientras me daba la vuelta para volver a mi asiento.
-       No puede salir. – volvió a repetir. Al parecer tenía un sensor de voz para cuando detectara alguna frase, contestar “No puede salir”.
-       ¡Que ya lo séeeeeee! – grité. - Maldita máquina.
Cuando me senté en mi asiento, de brazos cruzados, Matthew volvió a hablarme.
-       ¿Problemas para hacer campana?
-       Oye, que te jodan. – le contesté, harta de sus tonterías.
-       Venga mujer, eres hacker, algo podrás hacer.
Su sonrisa tan agradable a la vez que molesta me hizo pensar. Que coño, tenía razón. Seguro que podría acceder al sistema de seguridad y desactivar aquella cosa. Miré alrededor. Todos estaban ocupados haciendo vete tú a saber qué. No me podían pillar.
-       Tienes razón.
-       ¿Te echo una mano?
-       Con que te calles me basta. – le sonreí, mientras agarraba el teclado.
-       Podría ayudarte… - susurró. Giré mi cara y le dediqué una de mis miradas de “Te estoy diciendo que te calles, y va en serio.” A lo que él respondió. – No he dicho nada.
-       Así me gusta.





*
Oh, hi.
YA, YA LO SÉ, DIEZ DIAS SIN SUBIR, MEREZCO LA MUERTE.
Bueno pues aquí está el nambar siks, no tengo mucho que decir sobre este capítulo. Bueno, si, quedaros con este capítulo por que es una de las bases de la historia (y hasta aquí puedo leer)
NADA MÁSSSSSSSSSS, comentad que IT'S FREE y nothing more to say :3


Baaaaay.

viernes, 17 de febrero de 2012

Five.




I'm only humanI've got a skeleton in meBut I'm not the villainDespite what you're always preachingCall me a traitorI'm just collecting your victimsAnd they're getting stronger
I hear them calling


POV Danny
El primer día de clases siempre era estresante. Bueno, es estresante para Tom y Harry. Dougie y yo nos lo tomábamos a risa. Era genial ver como iban los dos estresadísimos arriba y abajo con miles de papeles y cartas. Mi trabajo solamente consistía en clasificar a todos los ciudadanos de Super City para ponerlos en la clase a la cual correspondían. Tarea extremadamente fácil. Con introducir los datos de la persona en el súper ordenador al que yo llamaba Dios ya estaba todo en orden. Era un trabajo largo, pero me lo partía con Doug, así se nos hacía mas ameno. Y como los dos somos increíblemente listos lo hicimos la noche anterior para aquel día por la mañana estar en el sofá viendo como Tom y Harry se estresan a las 7 de la mañana mientras nosotros estamos con un batido de chocolate y una magdalena en la mano. Un espectáculo la mar de recomendable.
-       Sois unos gilipollas. – se quejó Harry. – Mira como estamos ahora de faena por vuestra culpa.
-       No te engañes, querido Judd. – se quejó Dougie. – Sabemos que el primer día de clases nosotros siempre nos tenemos que levantar pronto para hacer ese odioso pero fácil trabajo mientras vosotros soñáis con vete tu a saber que guarradas.
-       Más listos de lo que pensaba. – repuso Tom con una sonrisa.
Tom a veces molaba demasiado. Por mucho que estuviera igual de obsesionado con todo el rollo por el cual Super City se formó, era el mejor de todos. Con razón era el líder de los líderes. Tom siempre sonreía a no ser que le tocaras la moral como se la tocaba yo.
Ahora que lo pienso, el único motivo por el cual Tom no sonreía era yo.
-       Estoy ansioso por salir. – le comenté a Doug. – Pienso tumbarme en la hierba de algún parque, llevarme la pelota de fútbol y no hacer nada más.
-       Para hacer eso ya tienes el jardín. – dijo Harry metiéndose en la conversación.
-       No es lo mismo. Estoy harto de este jardín. Quiero salir de esta jodida casa.
Los días de clase teníamos el genial lujo de poder salir y pasarnos el día en Super City, en vez de en nuestra ya claustrofóbica casa. Como la gente estaba encerrada en las aulas no había nadie en Super City. Absolutamente nadie. Era genial respirar aire fresco de vez en cuando. Genial.
-       Tienes que esperar que todo el mundo esté dentro, Danny, recuerda que una vez casi te pillan.
-       ¿Y que si me pillan? Sigo diciendo de que esto de que no podamos salir es una gilipollez. La gente nos ve como… dioses, o algo así.
-       Esa es la gracia. – contestó Harry. - ¿No te parece genial que la gente te vea como algo sagrado? Quiero decir… solo nos ven por vídeos o fotos. Es normal que nos vean como algo así.
Era odioso. Jodidamente odioso. Me ponía de los nervios.
-       ¿Desde cuando el objetivo de Super City es ser un dios? – espeté.
-       No empecéis. – advirtió Dougie, con la magdalena a medio morder.
-       Eso digo yo. – respondió Tom con cartas en la mano. Le dio la mitad a Harry y nos sonrió a Dougie y a mí. – Bien, como habéis hecho el trabajo antes de hora Harry y yo nos ocuparemos de repartir las cartas, os lo habéis ganado.
-       ¡Genial! – exclamé. - ¿Me puedo ir a dormir?
-       Llegaremos dentro de nada, a las 10 tienes que estar de pie si quieres salir.
-       Por supuesto. – contesté.
-       Bien, entonces, nos vamos.
Tom y Harry cogieron el ascensor para bajar a dejar las cartas. Como todo el mundo estaría dormido aún podrían dejar las cartas sin que nadie les viera. Igualmente, los días de clase estaba prohibido salir de la habitación antes de las diez menos cuarto. Cuestión de seguridad, por si se nos echaba la hora encima. Ya sabéis, no nos pueden ver, somos unos jodidos “dioses”.
-       Oye Dan. – oí a Doug, antes de meterme en la habitación.
-       Dime.
-       ¿Te puedo dar un consejo? – me dijo con una ceja alzada. Aquello me pilló desprevenido.
-       Claro, ¿Qué pasa?
-       Deja de cuestionarte todo esto. – espetó. – Deja de cuestionarles a Tom y a Harry absolutamente TODO de lo que se hace en Super City. Las cosas van así aquí, y sabes que tú solo no podrás cambiarlo.
-       Pero…
-       Ni pero ni nada. – contestó. – Me preocupo por ti. Sé que no te gusta estar aquí, y que lo que más quieres en este mundo es marcharte, pero sabes que Tom no te querrá borrar la memoria para que te vayas de rositas. Somos tus mejores amigos, fuera no tendrías a nadie. Estarías solo Danny, jodidamente solo.
Me hirieron. Si, esas palabras me dolieron bastante. Y más de parte de Dougie.
-       ¿Y que si estoy solo? ¿Y que si no me acuerdo de vosotros? Estaría mucho mejor en el mundo normal, no pertenezco a esto.
Dougie se acercó más a mí, con la mirada asustada, preocupada. De verdad sufría por lo que me pudiera pasar. Lo estaba pasando mal. Y yo me sentí como una mierda por no ayudarle a sentirse mejor.
-       Danny, Tom no te quiere borrar la memoria por que sabe que si te vas de aquí lo único que puede hacer para que todo vuelva a la normalidad es matarte.
Suspiré. Asimilándolo todo. Sinceramente, muchas veces había pensado que la solución para todo era matarme. Pero siempre había pensado que sería Harry el que lo haría. Harry cree que estorbo aquí. Me quiere, soy su amigo, pero le estorbo.
-       ¿Tanta necesidad hay de matarme…? – casi susurré.
-       Los tres sabemos que eres capaz de burlar el ejercicio para borrarte la memoria. – confesó. – Cosa que en teoría no tendríamos que saber, pero joder, Danny, no sé como lo haces para escapar de todos los ejercicios para borrar la memoria.
-       Creía que vosotros también podíais.
-       No Danny, no podemos. – comentó. – Si quieres que te diga la verdad, sigues aquí por eso. Por que si por Harry o Tom fuera, hace tiempo que estarías en el mundo real con la memoria borrada. Pero no. Burlas los jodidos ejercicios y pones las cosas más difíciles quejándote día si y día también. Y con eso no arreglas nada. Tom no quiere que nadie en el mundo real sepa de esto, nadie. Te puedes ir de la lengua y ya la has cagado.
No dije nada. Si antes ya me sentía solo, con lo que me había explicado Dougie peor estaba. Tenía hasta ganas de llorar. Pero no, Danny nunca llora.
-       Con todo esto solo quiero decirte que… confórmate. – dijo. – No quiero perderte por esta mierda, Danny.
-       Haré lo que pueda.
-       No harás lo que puedas. Lo harás. Y punto. ¿Quieres morir Danny? ¿Quieres eso?
La verdad es que no lo sé ni yo.
-       No.
-       Entonces se acabó el pelearse con Tom y Harry por esto. Se acabó.
Dougie se giró, dejando por acabada la conversación. Y me metí en mi habitación, con los ojos nublados.
Ya sabía que no me podía ir de aquí. Que Tom no tenía mas remedio que matarme ya que los ejercicios de memoria no sirven conmigo. No podía poner ni un punto de confianza en mí. Y seguía ahí por eso. No por que me necesitaran. Si no porque no había mas remedio.
Me metí en la cama pensando en que era un mierda y en que cuando saliera me iba a relajar lo máximo que pudiera.
Si, eso es, me relajaré, pensaré en lo bonito de estar aquí y sacaré lo mejor de mi para que todo esto salga bien.
Si, claro que si, todo irá bien.
Venga hombre. No me lo creo ni yo.

*
Well, hello.Si, lo sé, llevo la vida en verso sin subir, pero es que he estado muy ocupada. He tenido las presentaciones del TDR a parte de exámenes y también, para que negarlo, cuando me tenía tiempo me daba muchísimo palo subir.La cuestión es que aquí está el capítulo. La cosa se empieza a animar, ejé.
Bueno, hasta el próximo :3






miércoles, 8 de febrero de 2012

Four.



But love don't live here anymore
(Love is dead, love is gone, love don't live here anymore)




POV Elisabeth
Pasé la tarde dando vueltas por Super City con las chicas. Tampoco estaba tan mal como yo creía. Era una ciudad normal y corriente. Solo que no había ni tiendas, ni cines, ni teatros, ni nada de eso. Pregunté que narices hacían allí para divertirse cuando no hay clase. Me contestaron un simple “Aquí siempre hay clase”.
El rollo de las clases me asustaba. Me daba miedo lo que me podían llegar a explicar ahí. ¿Y si me acababan de comer el coco ya completamente? Aunque en realidad, estaba deseando que lo hicieran. Prefería vivir en la ignorancia antes de dudar y cuestionar tanto como lo estaba haciendo desde que puse un pie en Super City.
Disculpándome, les dije que me iba a dormir a mi habitación. El primer día había sido durísimo y necesitaba dormir. Ellas, con una gran sonrisa, se despidieron. Me caían bien, podían convertirse en mis amigas, lo tenía muy claro.
Cuando llegué a la habitación me encontré con un buzón que se supone que habían instalado mientras yo estaba fuera. Todas las habitaciones tenían uno. Lo abrí, y, como esperaba, había otra carta, con los líderes de portada. Cada vez me daban más miedo. Sobretodo Jones. Parecía tan seguro de si mismo, como si te fuera a matar solo con mirarte. Me entraron escalofríos, estaba segura de que había sido él el que había ordenado que mataran a aquella chica que se enamoró.
Nada nuevo en la carta. Un simple “Esperemos que el primer día haya ido bien, no te agobies, blablablabla” Por un momento me parecieron hasta simpáticos, pero no me duró mucho. Me estaban obligando a vivir ahí, a sí que se me haría imposible cogerles cariño.
Me tumbé en la cama y cerré los ojos. No tardé en volverlos a abrir. Tenía los jodidos ojos de Jones en la cabeza todo el rato. No eran normales. Lentillas. Estaba segura. Era un azul fosforito demasiado chillón. Me imaginé por un momento como sería si Jones me mirara directamente a los ojos y me estremecí. No quería ni pensarlo.
Aquella primera noche ya me dí cuenta de que las noches en Super City iban a ser largas, muy largas.

Desperté horas tarde, demasiadas horas tarde. Tantas que me perdí la retransmisión en la plaza. La primera retransmisión donde podía ver a los líderes por fin y voy y me duermo. Más tarde me encontré a Ann, Claire y May, que me contaron que me habían estado llamando y dando golpes en mi habitación pero que no salí. No recordaba haberlas oído.
-       Soy un desastre. – comenté. – Quería ver a los líderes.
-       Bah, no ha sido nada del otro mundo. – contestó May. – Las clases empiezan mañana, te mandarán un papel diciéndote donde tienes que ir y unas palabras de ánimo y de superación por parte del líder Fletcher.
-       Pero yo quería verles. No sé. Tanta bola dais con los líderes que tenía mucha curiosidad por ver como son. Como se mueven o como hablan.
-       Tú lo que tienes ganas es de saber si el líder Judd es tan estupendamente guapo como piensas, ¿verdad? – dijo Ann dándome un golpe en el costado con el hombro. Subió y bajó las cejas repetidamente. Odiaba ese gesto.
Que si, que el líder Judd era el que me había captado más la atención, pero… eso no quería decir que… bueno si, Ann tenía razón.
-       ¿Por qué lo sabes todo sobre todos, Ann? – me quejé. – No he mencionado nunca que Judd es el que me parece más… guapo.
-       Por que leo la mente.
En aquellas circunstancias y en Super City, no supe como tomarme aquello.
-       Es broma. – contestó sonriendo. – Ahora que pienso, ¿Cuál es tu habilidad?
-       ¿Eh?
-       Pues eso, tu habilidad por la cual estás aquí. Por algo estás en Super City, mujer.
-       Yo que sé… ¿Por amor al arte?
-       ¿De verdad no lo sabes? – preguntó Claire. – Nosotras lo teníamos claro cuando llegamos.
-       ¿Y cuales son las vuestras?
-       May es buenísima en idiomas. Habla muchísimas lenguas con una fluidez que impresiona. Ann sería capaz de llevar las cuentas de tres o cuatro empresas a la vez. Y yo soy una as en el tema de genética. Te puedo decir como sería tu hijo o hija depende de tu novio. Exactamente, no falla. ¿Tienes novio?
-       Que va. Soy un alma libre. –
Al decir eso, recordé que en Super City también había hombres pero que aún no me había fijado en ninguno de ellos. Igualmente, el amor estaba totalmente muerto en aquel lugar. Pero, había estado demasiado tiempo fijándome en como eran los líderes y había pasado de los chicos que de verdad eran accesibles. Supongo que lo que mola es lo prohibido.
Rectifico: lo que a mi me mola es lo prohibido.





*
Oh, hi. 
Capi corto, lo sé, lo sé de sobras, pero igualmente tampoco tengo muchos comentarios y sé que poca gente sigue el fic, así que no creo que muchos se vean afectados por este capítulo increíblemente corto.
En fin, nada más que decir.
Btw, ¿HABÉIS VISTO QUE LOS CHICOS HAN REVIVIDO EL MICRO DE R:A?
Sé que esto no debería ir aquí, LO SÉ, pero joder, estoy tan emocionada por saber como será el nuevo CD que lo tengo que proclamar everywhere. Espero un R:A 2.0, y con lo del micro han conseguido que mis espectativas suban. Más les vale cumplirlas... #okno
Bueno, eso, que me enrollo.
Talué <3

domingo, 5 de febrero de 2012

Three



Every roommate kept awake
By every sigh and scream we make
All the feelings that I get
But I still don't miss you yet

Only when I stop to think about it, I hate everything about you.




Three - POV Danny

-       ¿No crees que están tardando un poco? – pregunté mientras miraba desde la ventana de nuestra casa.
Miraba a los ciudadanos de la ciudad que mi mejor amigo Tom había creado. No importaba que mirara desde la ventana, los cristales estaban tintados, nadie podía verme. La de horas que pasaba enfrente del gran ventanal que teníamos, reflexionando en la mierda que Tom había creado. Nuestra casa estaba en medio de Super City, en la plaza principal. Era básicamente una torre alta, encorvándose arriba y formando una especie de ovalo estirado. Todo demasiado futurista para mi gusto, aunque estuviéramos ya casi en el año 3000.
Odiaba lo futurista. Odiaba formar parte de Super City y de todo lo que conllevaba. Odiaba la idea de que el mundo se tenía que acabar. Odiaba el tener que obligar a gente a vivir ahí. El implantarles chips para que no se escaparan. Odiaba Super City y odiaba ser el líder Jones.
Lo odiaba todo.
Pero con el tiempo había aprendido a conformarme con lo que tenía, ya que Tom se llevaría una gran decepción si le dijera que quería irme de allí. A parte de que, por mucho que fuera su amigo, posiblemente me mataría. No le interesa que la gente “normal” sepa de qué va todo esto.
-       ¿Te crees que me importa? – susurró Dougie mientras acariciaba a Zukie, su lagarto, iguana, o lo que fuera eso. – Ya volverán.
-       Es que me aburro, no tengo nada que hacer. – le dije. – Si estuvieran aquí al menos nos podrían contar que mierdas vamos a decir el domingo en la retransmisión semanal.
-       Sabes que Tom y Harry siempre se entretienen un montón. – contestó. – Además, no es fácil traer aquí a la gente. Tienen que dormirlos, transportarlos y hacer algo para que sus familias...
-       Ya lo sé Dougie, ya lo sé. – contesté frío. Doug frunció los labios.
-       Cálmate, Danny. – me dijo. – Sé que no te gusta pero… ya sabes. Te jodes y bailas. Tom se llevaría una gran desilusión si…
-       ¿Pero que mas da? – dije gesticulando con los brazos, girándome hacia él. - ¿Qué hago yo aquí? ¿Qué aporto? ¿Una cara bonita?
-       Ni eso, eres feo de cojones.
-       No me hace ni puta gracia.
-       Vamos tío, no te lo tienes que tomar así. Estamos viviendo de lujo. – Dougie se levantó para dejar a su iguanita en la jaula y acto seguido señaló lo que venia a ser el salón de la casa. - ¡Y sin hacer ni el huevo!
Enorme, lleno de trastos de primerísima calidad y de última tecnología. Era… increíble, si. Y tenía que reconocer que lo único que no odiaba de Super City era mi casa y mi habitación.
Y si, sé que suena muy materialista, pero cuando la conciencia te reconcome cada noche es en lo único que te puedes apoyar.
-       ¡Hola! – oímos la voz ronca de Harry entrando hacia el salón mientras salía del ascensor con Tom detrás. Los dos con una gran sonrisa. Bufé. Que asco. – Ya está, faena acabada.
-       Me da miedo preguntar, pero… ¿Qué se supone que habéis ido a hacer? – comentó Dougie.
-       Hay una chica más. – dijo Tom, sentándose en el sofá. – La familia ya la da por muerta, así que no hay problema para integrarla ya aquí. Hemos ido a comprobarlo.
Suspiré, mientras seguía mirando por la ventana.
-       Lo que tienes tú que es sangre fría, y lo demás son tonterías. – susurré casi para mi mismo. Oí a Tom bufar.
-       No empecemos. – dijo. – Voy a pasar de ti porque eres un amargado.
-       ¿Has pensado en la familia de la chica? ¿Lo muchísimo que sufrirá solo por un caprichito tuyo?
-       Sabes que no es un capricho. – contestó Harry, serio, demasiado. Prefería no enfrentarme con Harry, así que di el tema por zanjado.
-       Bah, me voy a jugar a la pelota. ¿Te vienes al patio, Doug? – le dije con un balón en la mano.
-       Si, espera que agarro el skate. – comentó levantándose.
Tom y Harry seguían con un montón de papeles en la mesa. Cartas. Todas para los nuevos, o para encomendar alguna “misión” a los que ya llevaban aquí un tiempo. A parte de cartas, esquemas sobre como organizar las clases que hacían a los ciudadanos. Todo Tom y Harry. Dougie y yo éramos… las caras bonitas, sí. Y eso me tocaba mucho los huevos.
-       Venid a las nueve o así, que ya tengo lo que tenéis que estudiaros para el discurso de mañana.
-       ¿Mañana ya es domingo? – comentó Dougie. – Joder macho, no sé ni en que día vivo.
No tardé ni cinco minutos en cansarme del balón. Antes me podía pasar horas simplemente dándole toques con el pie o las rodillas, pero últimamente nada me divertía, ni siquiera mi adorada pelota. Me tumbé en el césped de nuestro jardín mientras Dougie seguía a lo suyo con la tabla de skate. Le miré desde lejos, Doug no se cansaba de esa maldita tabla ni aunque quisiera.
Dos o tres minutos después de que cerrara los ojos, oí la voz de Tom, que nos llamaba desde la ventana, con papeles en la mano.
El jodido “discurso”.
El objetivo de esa retransmisión semanal era simplemente asegurarles a los ciudadanos de que seguíamos vivos, que somos de verdad, y para contarles alguna novedad sobre las clases. También informarles sobre algo que haya pasado en Super City, y mierdas varias. Yo siempre hablaba poco, le pedí a Tom que me dejara decir lo mínimo, y este al ver que por mucho que me dijera que no, yo haría lo que me diera la gana, aceptó.
Me pasé el resto de la tarde estudiando lo que se supone que tenía que decir. Una chorrada. “Las cosas en Super City van estupendamente, queridos habitantes. No hay nada de que preocuparse. Las clases empezarán este lunes. Encontraréis un papel en el buzón de vuestra habitación con el número de clase que se os ha asignado depende de vuestra cualidad. Si tenéis alguna pregunta o duda dejad una carta en nuestro buzón. Recordamos de que la asistencia a estas clases es obligatoria.” Y a partir de ahí, el líder Fletcher seguía su súper charla de macho dominante.
Cerré los ojos apartando el papel, no pensaba volvérmelo a mirar. Apoyé las manos debajo de mi cabeza y suspiré. Dougie había desaparecido del jardín, seguramente se había ido ya a dormir. Volví a suspirar.
Que solo me sentía.

*
Well, hello!
Subí el jueves y vuelvo a subir hoy domingo, a pesar de que sé que hay poca gente que se lo lee, fú :(
ENFINES, que espero que os vaya gustando y os prometo que pronto la cosa empezará a liarse, paciencia evriuan.
Por mi parte nada más, gracias a las personas que leen y comentan, que sepáis que me hace mucha ilusión *^*
Btw, se puede comentar sin tener blog, tacaños.

<3